Es irremediable, a veces somos incapaces de hablar y eso no hace si no aumentar nuestro dolor.
El verdadero problema es que no conseguimos admitir nuestro fracaso, y no un fracaso concreto.
Poco importa de qué tipo sea; la imposibilidad de contarlo nos impide comprenderlo de verdad, afrontarlo, resolverlo y analizarlo.
Tenemos tendencia a ocultar esa incapacidad por las razones más variadas y nos dedicamos a traicionar o estar siempre rodeados de gente, a escuchar sus historias o a comprar compulsivamente cosas inútiles.
Poder tener la posibilidad de expresarnos en cualquier momento, aunque más en las situaciones qué más despiertan nuestra atención, es decir, en aquellas que son más importantes, es algo que no todos lo utilizamos y que a todos nos ha debido de pasar alguna vez! ¿ quién no se ha desahogado en un momento en el que lo necesitaba de verdad? Seguro que todos, y no una sola vez, muchas,y ¿qué ha sucedido después? Pues que estamos más "jodidos", como es normal.
ResponderEliminarTambién son comunes las veces en las que estamos deseando de compartir cualquier cosa que nos haya sucedido, no poder contarlo no nos entristecería tanto, pero si que deseas saber lo que piensa la otra persona, algo que te sucedió la noche pasada, o algo que te digeron...etc